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Primer trimestre de 2025: economía ecuatoriana se recuperó 3% según Banco Central

La economía de Ecuador podría mostrar signos de recuperación leve para el año 2025, de acuerdo con las estimaciones oficiales que anticipan un incremento del 1,9% en el Producto Interno Bruto (PIB). Esta perspectiva surge tras un 2024 especialmente difícil, caracterizado por una caída en la actividad económica debido a una mezcla de factores internos y externos, tales como la inestabilidad política, la reducción de la inversión pública y fenómenos naturales que impactaron gravemente las actividades económicas.

Durante el primer trimestre de 2024, la economía del país ya mostraba signos de estancamiento, con un crecimiento prácticamente nulo del 0,1% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este bajo rendimiento ha generado preocupación entre analistas y ciudadanos, en particular debido al impacto negativo en sectores clave como la construcción, la manufactura y el comercio, todos los cuales registraron una contracción importante.

La previsión del 1,9% para 2025 representa una leve mejora frente al estancamiento de este año, pero sigue estando por debajo de las tasas ideales para impulsar el desarrollo sostenido y combatir la pobreza. Según las autoridades económicas, esta recuperación estaría impulsada principalmente por un repunte del consumo de los hogares, en parte gracias a una mejora en la confianza de los consumidores, y por una mayor inversión del sector privado.

No obstante, se advierte que este crecimiento proyectado sigue siendo vulnerable ante múltiples riesgos. Uno de los principales es la persistencia de la inseguridad interna, que ha tenido un efecto directo en la actividad económica, especialmente en el comercio y el turismo. A esto se suma la incertidumbre política de cara a las elecciones presidenciales previstas para febrero de 2025, lo que podría ralentizar decisiones de inversión tanto nacionales como extranjeras.

Es probable que el gasto estatal siga siendo limitado a causa de las restricciones fiscales. Luego de varios años con altos niveles de deuda, el gobierno se ha visto en la necesidad de disminuir la velocidad de sus inversiones públicas, limitando así su capacidad de ser un impulsor del crecimiento económico. En 2024, la inversión del gobierno se redujo en un 36% interanual durante el primer trimestre, impactando principalmente sectores como la infraestructura y la construcción, los cuales tienen un efecto multiplicador en la economía.

Por otra parte, se anticipa que las exportaciones seguirán mostrando un comportamiento constante, beneficiadas por bienes tradicionales como el petróleo, el banano y los camarones, aunque se espera que los precios internacionales no sufran incrementos significativos. El ámbito del petróleo, específicamente, sigue siendo una fuente esencial de ingresos para la nación, a pesar de los desafíos relacionados con la producción y la sostenibilidad ambiental.

Empleos es otro de los aspectos que inquieta a los responsables. Aunque se anticipa una leve mejoría en los índices de trabajo para el segundo semestre de 2025, el subempleo y la informalidad continúan siendo problemas extendidos que impactan la calidad de vida de una gran parte de la sociedad. La creación de empleos formales y bien pagados permanece como uno de los principales retos estructurales del país.

En términos generales, los próximos meses serán clave para consolidar la recuperación proyectada. Las decisiones de política fiscal y monetaria, así como la capacidad del país para mantener un entorno seguro y estable, serán factores determinantes. Asimismo, el resultado del proceso electoral de 2025 podría redefinir las prioridades económicas y sociales para los años siguientes.

Aunque el crecimiento estimado para el próximo año no representa un salto significativo, sí podría ser un primer paso hacia una senda de recuperación más sólida, siempre y cuando se logren manejar adecuadamente los riesgos que amenazan con truncar este repunte incipiente.

Por Alice Escalante Quesada