En un esfuerzo por fortalecer los sistemas locales de salud pública e integrar la diversidad cultural en la formulación de políticas, Ecuador ha iniciado la implementación de un enfoque intercultural en el marco de la estrategia de Municipios Saludables. Esta iniciativa busca reconocer y articular las prácticas, saberes y necesidades de las comunidades indígenas, afrodescendientes y montubias con las políticas municipales orientadas al bienestar colectivo.
La estrategia se desarrolla con la participación activa de gobiernos locales y actores comunitarios, y tiene como objetivo adaptar los servicios de salud a las realidades culturales específicas de cada territorio. Esto implica no solo mejorar la accesibilidad y calidad de la atención, sino también integrar conocimientos ancestrales, lenguas originarias y prácticas tradicionales de salud como parte de un sistema más inclusivo y representativo.
El modelo de Municipios Saludables, adoptado por Ecuador en línea con experiencias de otros países de la región, se basa en una visión integral del bienestar. No se limita únicamente al acceso a servicios médicos, sino que promueve políticas públicas que garanticen condiciones saludables de vida, como el acceso a agua segura, alimentación adecuada, espacios públicos seguros, vivienda digna y participación ciudadana.
El enfoque intercultural incorporado a esta estrategia responde a la diversidad étnica y cultural del país, en el que más del 25% de la población se identifica con algún pueblo indígena, afrodescendiente o montubio. Históricamente, estos grupos han enfrentado barreras estructurales para acceder a servicios de salud culturalmente pertinentes, lo que ha contribuido a desigualdades persistentes en indicadores de salud.
La iniciativa contempla una serie de acciones concretas, entre ellas la formación de personal sanitario en competencias interculturales, la adecuación de centros de salud con espacios para prácticas tradicionales, la traducción de materiales educativos a lenguas originarias, y la creación de mesas técnicas que vinculen autoridades locales con líderes comunitarios y sabios ancestrales.
Un elemento esencial del proyecto es el involucramiento y la consulta directa con las comunidades para reconocer las prioridades y elaborar planes de acción. Esta iniciativa pretende evitar la aplicación de modelos ajenos y fomentar soluciones que se ajusten a cada contexto sociocultural.
Algunos municipios ya han comenzado a implementar este enfoque de manera piloto. En territorios de la Sierra y la Amazonía, se están desarrollando experiencias que integran la medicina ancestral con los servicios de salud convencional. Asimismo, se han iniciado campañas de promoción de la salud en idiomas indígenas, enfocadas en temas como la prevención de enfermedades transmisibles, nutrición infantil y salud materna.
El desarrollo de Municipios Saludables con enfoque intercultural también implica fortalecer la gobernanza local. Se alienta a los gobiernos municipales a asumir un rol protagónico en la planificación y coordinación intersectorial, involucrando a áreas como educación, ambiente, agua y saneamiento, planificación urbana y desarrollo económico.
Las entidades nacionales ven esta táctica como una oportunidad para restablecer la confianza entre el sistema de salud y las comunidades que han sido históricamente desatendidas. Se anticipa que este esfuerzo ayude a cerrar las desigualdades en salud, prevenir enfermedades a largo plazo, y fomentar ambientes seguros y saludables para todas las personas, sin importar su origen étnico o cultural.
Con la ampliación del programa a más cantones y provincias, se espera establecer un sistema para buenas prácticas, realizar un seguimiento colaborativo de los resultados y coordinar con otras políticas sociales. El enfoque intercultural se destaca como un elemento fundamental, en lugar de ser un añadido, en la transformación del modelo de atención de salud comunitaria en Ecuador.
Con esta propuesta, el país progresa hacia una perspectiva de salud como un derecho común, donde la valorización de la diversidad cultural y el refuerzo del entramado social son esenciales para el bienestar de las comunidades en sus regiones.