Las centrales hidroeléctricas Mazar y Paute han alcanzado en lo que va de 2025 los niveles más altos de caudal promedio en sus respectivos ríos, una noticia positiva para la generación de energía eléctrica y la estabilidad del sistema energético nacional. Este desempeño refleja una mejoría en las condiciones hidrológicas que beneficia la producción hidroeléctrica, fundamental en la matriz energética del país.
La central Paute, ubicada en la provincia de Azuay, es una de las mayores generadoras de energía eléctrica del sistema nacional. Este año ha registrado un incremento significativo en los caudales promedio, lo que ha permitido maximizar su capacidad de producción y aportar un volumen mayor de electricidad al sistema interconectado. Estos resultados son el fruto de un periodo con precipitaciones favorables en la cuenca del río Paute.
Por otro lado, la planta Mazar, ubicada en la provincia de Morona Santiago, ha tenido un rendimiento sobresaliente con flujos superiores a la media histórica para este periodo. Este incremento beneficia el funcionamiento de la central y ayuda a garantizar un suministro de electricidad constante para las áreas que dependen de esta fuente.
El buen caudal de estas centrales representa un alivio para la generación energética en un país donde la hidroeléctrica constituye una parte sustancial del total de energía producida. La mejora en el caudal también reduce la necesidad de recurrir a fuentes térmicas o de mayor costo, ayudando a mantener tarifas más estables y un menor impacto ambiental.
Este escenario positivo, sin embargo, está sujeto a la variabilidad climática propia de la región, por lo que las autoridades energéticas y ambientales mantienen un monitoreo constante de los niveles de agua en las cuencas hidrográficas para anticipar cualquier fluctuación que pueda afectar la generación.
Las instalaciones de Mazar y Paute son componentes del sistema de producción hidroeléctrica del país, representando más del 60 % de la capacidad total instalada a nivel nacional, estableciéndose como bases esenciales para la seguridad energética. La continuidad y el incremento en la producción de estas plantas también contribuyen a disminuir la dependencia de combustibles fósiles y a alcanzar los objetivos ambientales.
Además de la contribución en generación de energía, las cuencas donde se localizan estas plantas juegan un papel fundamental en la regulación de los recursos hídricos, la reducción de riesgos relacionados con sequías o inundaciones, y mantienen el equilibrio ecológico de las zonas. Por lo tanto, su manejo integral es una prioridad para asegurar la sostenibilidad del sistema.
Las autoridades del sector eléctrico han resaltado la importancia de mantener inversiones en mantenimiento, monitoreo y modernización de infraestructuras para garantizar el aprovechamiento óptimo de los recursos hídricos. De esta manera, se busca asegurar la continuidad del suministro eléctrico y la eficiencia operativa de las plantas.
El comportamiento positivo de las centrales Mazar y Paute se suma a las acciones del Gobierno para fortalecer el sector energético, apostando por fuentes renovables y la diversificación de la matriz. Esto se enmarca dentro de una estrategia que busca consolidar un sistema energético resiliente, competitivo y sostenible en el mediano y largo plazo.